In Memoriam Klaus Held

 

Al mentor, colega y amigo

 

Klaus Held, profesor emérito de filosofía de la Bergische Universität Wuppertal, nació en Düsseldorf el 1 de febrero de 1936, y falleció en Wuppertal el 6 de diciembre de 2023. Estudió filosofía y filología clásica en Múnich, Friburgo de Brisgovia, Bonn y Colonia, y alcanzó el doctorado y habilitación en esta última universidad, tras de lo cual fue asistente de Ludwig Landgrebe. Luego de su primer puesto como profesor y asesor científico en Aachen, se le convocó en 1974 a la Bergische Universität Wuppertal, en la que permaneció hasta su retiro. Se dice que, por haber rehusado una invitación a la Universidad de Tübingen en 1984, fue conocido como “el padre de la filosofía de Wuppertal”.

 

En su memoria he preferido retomar una carta (una “Rundbrief”) que él mismo escribió y circuló el 28 de diciembre de 2020 entre las amistades académicas con las que mantuvo comunicación a lo largo de los años, pero con las cuales últimamente había tenido poco contacto. Es la última comunicación que tengo de él. En ella se disculpaba con nosotros, y nos explicaba por qué había sido difícil contactarlo en los últimos tiempos. Agradecía, asimismo, los intentos que sus amistades habían hecho, no obstante, por comunicarse con él. Pedía que aceptáramos dicha carta en reemplazo de un contacto personal, a la vez que señalaba querer compartir con nosotros un poco de lo que había podido, y no podido, realizar, y a la vez comunicarnos cómo se encontraba. 

 

Empieza refiriéndonos el caso de uno de sus tres libros que fue publicado en lengua italiana en 1995 con el título La fenomenologia del mondo e i Greci (La fenomenología del mundo y los griegos). El texto italiano era la traducción de una versión alemana inédita de 1993, que aún se hallaba en su computadora.

 

Narraba que ese mismo año de 2020, en el mes de marzo, se le había preguntado si él estaría de acuerdo en publicarlo en Alemania, cosa que él aceptó sin mayor consideración. Pero al ponerse en contacto con la editorial y revisar el viejo texto —casi olvidado— para actualizarlo y ponerlo “un poco” en consonancia con su comprensión actualizada de la fenomenología, se fue percatando paulatina y crecientemente de que de esa forma simplemente no podía volver a publicarlo. En suma, el trabajo requería una revisión profunda que lo convirtiera en un nuevo libro.

 

Así, durante el 2020 se vio involucrado —sin haberlo planeado ni estar preparado— en la edición de un nuevo libro. Sin embargo, sí se percató de que para dicha edición, con 84 años de edad, requería de toda la concentración posible. Así, redujo su correspondencia a la mínima necesaria, dejando mucha sin responder. El trabajo finalmente terminó después de nueve meses, y pensaba concluirlo en enero del 2021 para luego enviarlo a la editorial. Durante ese año, casi no se había percatado del aislamiento causado por la pandemia del Covid-19, porque —según admitió en la misiva— él ya “estaba viviendo como un ermitaño paleocristiano en el desierto egipcio”. Sea como fuere, dicho libro debía contener temas que él había acariciado y cultivado durante mucho tiempo: retomar las posibilidades del pensar fenomenológico siguiendo los pasos de su fundador, Edmund Husserl, y de su reformador más influyente, Martin Heidegger, para interpretar de modo novedoso el despertar de la filosofía entre los antiguos griegos, los primeros pasos de la ciencia y la transformación de la polis en democracia. Klaus Held, sin embargo, en lugar de interpretar la comprensión que los propios griegos tenían de este pensamiento inaugural desde “el ser”, lo hacía (siguiendo más bien a Eugen Fink) desde “el mundo” y la doxa, es decir, desde la actitud y el comportamiento prefilosóficos del hombre. Sobre la base anterior, su libro también buscó explicar fenomenológicamente cómo se formó la antigua ecología europea de los cuatro elementos y su relevancia en el renovado interés actual por el mundo de la vida natural.

 

Held nos narra que su libro, producido casi accidentalmente, también nos recuerda cómo —desde la segunda mitad de la década de 1970— se pudo conservar en Wuppertal la tradición fenomenológica gracias al inicial apoyo indispensable de sus estrechos amigos y colaboradores Antonio Aguirre y Heinrich Hüni. Luego, cómo pudo proseguir esta tradición con su inolvidable sucesor en la cátedra —prematuramente fallecido— László Tengelyi, y debido al hecho de que a su muerte Alexander Schnell retomara la posta. Held agradece en su misiva que ellos retomaran y expandieran su intento de unir la fenomenología moderna con la filosofía antigua, continuando y recreando su importante legado filosófico a la posteridad.

 

Klaus Held y su esposa Margret, que lo sobrevive, pasaron estos últimos años —especialmente dolorosos para personas de su edad— en el aislamiento impuesto por el Covid-19, sin la presencia física de sus hijos, nietos, familiares, amigos o colegas. Su recuerdo y su legado queda con nosotros.

 

Sus amigos recordamos con afecto que la fundación, en 1999, del Círculo Latinoamericano de Fenomenología (CLAFEN), le debe mucho: su impulso, su motivación y su fe. 

 

Su obra continuará en la memoria y en el trabajo de sus miembros.

 

Rosemary Rizo-Patrón de Lerner
Secretaria
Antonio Zirión Q.
Responsable de la sede electrónica

 

25 de enero de 2024

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